Obsolescencia programada es
cuando un producto está diseñado deliberadamente para tener un tiempo de
vida específico. Esto es por lo general una vida más corta del producto
antes de que se desgaste por completo. También se puede llamar obsolescencia
planificada. En definitiva es programar la muerte de
un aparato o el ciclo de vida del producto.
¿Cuántas veces se ha roto un aparato electrónico al poco tiempo de
comprarlo sin una explicación lógica? ¿Cuánto es lo máximo que dura un
móvil, una impresora o un frigorífico sin averiarse? Las asociaciones de consumidores advierten que el 99% de nuestros productos tienen obsolescencia programada. Es
decir, casi todos los gadgets están diseñados para romperse antes de
tiempo para que el consumidor tenga que volver a comprarlos.
Esta práctica empresarial busca reducir deliberadamente la vida del
producto para incrementar el consumo. Pero al mismo tiempo que aumenta
el consumo, lo hace también la contaminación. El documental Comprar, tirar, comprar
aporta pruebas de como la obsolescencia programada es la responsable de
la generación constante de basura electrónica. Según los datos de un
estudio elaborado por la Universidad de las Naciones Unidas (UNU) para
2017 el volumen anual de basura electrónica será de 65,4 millones de toneladas.
El 75% de esa basura electrónica generada en los países desarrollados
termina en vertederos de Nigeria o Ghana, aunque Egipto, Pakistán, China
e India, también forman parte de la llamada ruta de la "e-basura" europea. Ghana, por ejemplo, recibe aproximadamente 400.000 monitores de ordenador cada mes.
Historia de la obsolescencia programada
Estas fórmulas “secretas” que reducen deliberadamente la vida de
muchos productos para que sigamos consumiendo, son bien antiguas. En el
caso de la Obsolescencia programada, a principios de los años 30’, Bernard London propuso
salir del crack del 29 y reactivar la economía a través de la
“obsolescencia programada obligatoria”. Para ello escribió un pequeño
libro titulado "Ending the Depression Through Planned Obsolescence" -Acabar con la depresión a través de la Obsolescencia Programada-.
London
sostenía en este texto que solo mediante la obsolescencia programada de
los bienes y servicios, “podemos garantizar que la maquinaria fabril
siga en funcionamiento y, con ella, la sociedad de consumo”. London
culpabilizaba de la depresión económica mundial de aquel entonces a los
consumidores que desobedecían “la ley de caducidad” usando “sus coches
viejos, radios viejas y ropa vieja mucho más de lo que los estadistas
habían esperado”.
Al mismo tiempo que London pedía
una obsolescencia programada obligatoria, comenzaron a formarse
organizaciones de empresarios con el propósito de acortar la vida útil
de los productos. En 1924, crearon el cártel de los principales
fabricantes de bombillas de Europa y Estados Unidos. Su propósito era
firmar un acuerdo para que ninguna bombilla superara las 1.000 horas de
duración y si alguna empresa se saltaba el acuerdo, podría ser multada.
Hasta ese momento, las bombillas tenían una vida útil aproximada de
2.500 horas.
Todo ello ha conllevado a un incremento de la bausra electrónica, por lo que el próximo objetivo de Europa para el mercado de la electrónica de consumo es acabar con la obsolescencia programada. El Parlamento Europeo ha pedido a la Comisión que trabaje junto a las diferentes marcas de electrónica e informática para asegurar que los consumidores europeos puedan reparar sus dispositivos de forma sencilla en cualquier proveedor y no solo en los elegidos por las diferentes empresas.
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